La morosidad no es sólo un problema para las empresas que sufren el impago. También es un obstáculo para la economía de un país, porque cuando se generaliza, el acceso al crédito se complica y la actividad se estanca. En las circunstancias actuales, saliendo de una pandemia, sumidos en una guerra, con unos estímulos públicos a punto de extinguirse, una crisis de materias primas y una inflación en aumento, se teme una escalada del ratio de morosidad. La preparación es esencial para afrontar este reto.
La morosidad es un riesgo siempre presente en el ejercicio cotidiano de cualquier empresa. Pero hay momentos en que el riesgo arrecia, como quien sale a nadar al mar con bandera roja.
El Banco de España ha hecho público recientemente que en el primer mes de 2022 la morosidad se situó en el 4,32%. Este dato ha dado lugar a diferentes interpretaciones, acompañadas de previsiones diversas. Algunos medios insisten en que la previsión sigue siendo baja: sólo ha subido tres décimas con respecto a los dos meses meses anteriores, cuando el ratio fue de 4,29%, el más bajo desde 2009. Otros, sin embargo, afirman que no todo el monte es orégano, y que hay que estar preparados para un gran problema de impagos e insolvencia en 2022.
El dato reciente del Banco de España sobre morosidad.
En principio, los datos publicados por el Banco de España el día 23 de marzo de 2022, invitan al optimismo. Pueden resumirse así:
- La morosidad del crédito bajó en 2021: a principios de año, aún en plena pandemia, se situaba en el 4,54%. Esto quiere decir que, para llegar al 4,32% actual, el saldo de impagados se ha reducido en casi 2700 millones. Pero además ha tocado dos meses consecutivos el 4,29%, que es, como hemos dicho, el ratio más bajo desde 2009.
- Entre diciembre de 2021 y enero 2022, la morosidad ha subido sólo 3 décimas: hasta el 4,32%.
- Respecto a la morosidad agregada de bancos, cajas y cooperativas de crédito (cajas rurales), y financieras de consumo de grandes bienes: la morosidad también ha aumentado en 3 décimas, anotando un ratio de 4,24%.
- Para las financieras de consumo el ratio también empeora ligeramente: de 6,89% pasa al 6,92%.
¿Pero estos datos pueden interpretarse siempre de forma halagüeña?
¿Está la morosidad maquillada?
En un artículo de gran calado escrito por el ejecutivo de Kruk, Francisco Álvarez, para El Confidencial, se desvela que debajo de estos números se esconde una gran incertidumbre: «…y es que las medidas de apoyo público en estos dos últimos ejercicios están desvirtuando la “foto real de la economía”».
Para Álvarez, 2022 va a estar lleno de hitos que van a determinar el aumento de los impagos. El cumplimiento de los créditos del ICO o el fin de la llamada moratoria concursal serán dos de las claves que influyan en el mercado de deuda. ¿Qué sucederá cuando el ratio de morosidad no se encuentre contaminado por las ayudas públicas y los estragos de la guerra de Ucrania se ciernan sobre las cenizas que dejó la pandemia? ¿Se sostendrá este ratio tan bajo de morosidad, teniendo en cuenta el crecimiento de la inflación? ¿Sobrevendrá una oleada de impagos tras el verano de 2022?
Álvarez concluye: «Todos estos momentos clave, que se irán sucediendo progresivamente a lo largo de la primera parte del año, junto con la séptima variable y el alto nivel de inflación esperado en los próximos meses, irán esbozando muy poco a poco el tablero sobre el que todos los players del mercado de deuda tendremos que movernos tras el verano»
Más o menos pesimistas.
«La coincidencia del final de los vencimientos de los préstamos amparados por la garantía del ICO con el inicio de la disrupción producida por el estallido de la guerra recomienda prudencia para encarar sus posibles efectos. Puede haber aumentos de tasas de morosidad circunstanciales». Así se expresaba el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, en la Junta General de Accionistas celebrada en marzo, para hacer balance de 2021.
En la entidad catalana advierten de la necesidad de repetir el modelo de créditos ICO para prevenir impagos, pues ya detectan un aumento de la morosidad de hasta el 4,65% debido a la inflación, la guerra, la escasez de materias primas, el freno al crecimiento, etc.
Por su parte, la consultora Neovantas afirma que la morosidad podría ascender hasta el 7% a lo largo de 2022, pero que en ningún caso superaría esta cifra. Una buena noticia, si se tiene en cuenta la estimación que lanza otra consultora, PwC: defiende que las entidades bancarias podrían absorber hasta el 6,7% de la morosidad, dadas sus provisiones.
¿Y cómo lo ven las pequeñas y medianas empresas? Pues según el Informe de Pagos Europeos Intrum el 83% de las empresas teme que las dificultades económicas afectarán directamente a su negocio este año. El 41% de las organizaciones encuestadas para ese informe afirma que lograr el abono de las facturas pendientes supondrá un reto.
Estar preparados para el aumento de los impagos.
En cualquier caso, visto lo visto, el aumento de la morosidad no cogería a nadie por sorpresa: el frenazo a la recuperación postcovid, la crisis de ucrania, la inflación, el fin de los estímulos públicos.
Recordemos que la tasa de morosidad no sólo afecta al sector financiero, sino también al productivo. Los impagos contraen la financiación y encarecen los créditos, afectando el acceso al dinero a los empresarios que lo necesitan para emprender.
En estas circunstancias, la labor de gestión de deuda de despachos de abogados como Libroley se hace muy necesaria. No sólo porque las recuperaciones son importantes para los clientes, individualmente hablando. Sino también porque la suma global de deuda recuperada es beneficiosa para que un país no se estanque.
En períodos convulsos hay que estar preparado para actuar ante un impago, o al menos saber escoger al profesional que pueda gestionar el proceso de recuperación de deuda con las mayores garantías posibles de éxito.