Morosidad y financiación a las empresas y familias

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En septiembre de este año el BCE pondrá en marcha las medidas para proporcionar financiación a las pequeñas y medianas empresas europeas con una nueva barra de liquidez de 400.000 millones de euros. El acceso de las entidades financieras a esta liquidez estará condicionada a que los préstamos lleguen a la economía real.

Valorar a priori la efectividad de la importante cuantía que aporta esta medida no es fácil, pero muchos analistas la ven con cierto escepticismo porque consideran que la concesión de nuevos créditos no es tanto un problema de oferta, de liquidez de los bancos para ofrecer esos préstamos, como de demanda solvente. Es decir, por abundante liquidez que tengan los bancos y por muy barato que sea su coste puede que no se incremente la financiación a las empresas por el peligro de que aumente la morosidad.

En España esta objeción cobra sentido cuando examinamos las últimas estadísticas de concesión de préstamos a empresas y morosidad que ha hecho públicas el Banco de España.

En marzo la morosidad de las empresas llegó al 19,6%. Si sumamos las cifras absolutas desde 2008, la morosidad se incrementó en 103.000 millones de euros, aunque tuvo un comportamiento diferente según cada sector de producción. A la cabeza está el sector de la promoción inmobiliaria, que justifica el 38% de esta morosidad.

Para calibrar debidamente la dimensión de esos porcentajes de morosidad hay que tener en cuenta que en lo que va de año la financiación a personas jurídicas ha decrecido un 12,5%, y suma, en términos absolutos, 140.000 millones de euros. Obviamente si en vez de descender la financiación a las empresas hubiese aumentado, el porcentaje de morosidad empresarial sería menor.

Con la caída anterior el saldo vivo de la financiación empresarial ha quedado en 1,04 billones de euros, lo que supone la menor cifra desde 2007.

La financiación que ha descendido se centra en los préstamos de más de un millón de euros, un 24%, mientras que la de menos de un millón de euros se ha incrementado, un 4,90%, datos que se interpretan en el sentido de que el crédito está llegando a las PYMES.

Actualmente están en marcha las pruebas de estrés que el BCE y la Autoridad Bancaria Europea, EBA, están realizando al sistema bancario de la eurozona, cuyos resultados conoceremos en octubre. Se espera que esta supervisión se aplique con criterios severos ya que en ella el BCE se juega su prestigio como futuro supervisor del sistema financiero. Si son ciertas la valoraciones que hace el Banco Internacional de Pagos (BIS) de Basilea de que la banca tiene morosidad oculta en sus balances, lo más probable es que ésta emerja con las pruebas.

En el caso de España no se esperan sorpresas importantes debido a las pruebas de estrés que se realizaron en 2012 y a los dos Decretos Guindos que condujeron a una mayor capitalización de las entidades y a un aumento de las dotaciones para provisiones.

El aumento del crédito tanto a las empresas como a las familias (el crédito a las familias creció hasta mayo un 12,8%, hasta alcanzar los 24.000 millones de euros de nuevos créditos) dependerá en última instancia más de la evolución de la economía española que de las condiciones de liquidez de la banca y de su capitalización. En estos momentos tanto el Gobierno como los analistas privados están revisando al alza sus previsiones de crecimiento. Si este crecimiento cristaliza como se espera, será el que incentive la petición y concesión de créditos.

En definitiva, y desde una perspectiva formal y legal, todo está listo para una reactivación del crédito, y por tanto también para un entorno más favorable para la recuperación de las deudas impagadas.

Pero es necesario que la economía crezca de forma sostenida y permanente y no sea flor de un día. El optimismo de corazón no debe empañar el pesimismo de la razón, y ésta nos dice que todavía no podemos estar seguros de esta reactivación llegue finalmente a producirse, tal y como nos ha demostrado EE.UU. cuya economía decreció en el primer trimestre del año un 2,9% rompiendo la recha ascendente que llevaba durante los trimestres anteriores.

ANEXO. Para valorar adecuadamente la fiabilidad de los pronósticos que hacen los analistas sobre el crecimiento de la economía española conviene conocer la «Diana Esade» que es un estudio a posteriori del grado de acierto de esas previsiones. La última que se ha publicado, la de 2013, se puede encontrar en esta dirección: http://www.slideshare.net/ESADE/informe-diana-esade-2013

 

En ella se puede comprobar el grado de error y de dispersión de esas previsiones. En algún caso el error de la previsión supera el 100%.

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